Avís important

L’1 de novembre de 2014, el Partit dels i les Comunistes de Catalunya va acordar la seva dissolució com a partit polític i la cessió de tot el seu capital humà, polític i material a una nova organització unitària: Comunistes de Catalunya.

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Texto de la aportación del Partit dels i les Comunistes de Catalunya al EIPCO.
Camaradas,
En primer lugar un saludo revolucionario en nombre del Partit dels i les Comunistes de Catalunya, al tiempo que expresar el agradecimiento al Partido Comunista Portugués por la buena organización de este 15e Encuentro y la felicitación por los recientes resultados en la movilización y en las elecciones municipales, que demuestran, una vez más, el arraigo y prestigio del PCP entre las masas trabajadoras.

Desde la coincidencia en líneas generales con la propuesta envíada por el PCP sobre las conclusiones del encuentro, desde nuestro pequeño país y desde la modestia de nuestro Partido, queremos transmitiros los principales retos que consideramos que tenemos los comunistas, y como nosotros los afrontamos.

Vivimos tiempos convulsos, estamos en la crisis del capitalismo más importante de los últimos 80 años, una crisis que hace evidente la incapacidad del capitalismo para satisfacer las necesidades de la gran mayoría de la población. Un sistema basado en la desigualdad, que muestra niveles de riqueza exorbitante y ofensiva para una parte importante de la población mundial que vive en la más absoluta pobreza. Un sistema voraz, explotador de las personas, desde muy jóvenes, y expoliador de los recursos naturales que habrían de ser propiedad de la humanidad como el agua y los recursos energéticos.

Pero desde las entrañas de esa misma crisis surgen señales de esperanza, con una pérdida de la hegemonía económica de EEUU, con importantes conflictos en unos casos inter-imperialistas, en otros liderados por gobiernos progresistas. En el mundo se desarrollan procesos democráticos y progresistas en diferentes países, especialmente en América Latina, y crecen en todos los continentes las expresiones de rechazo y de protesta frente a las injusticias, la corrupción, los recortes de derechos y libertades que estamos sufriendo.
Estamos al final de una etapa del imperialismo que va desde la unipolaridad actual a un mundo más multipolar, y que con el fin del dominio de los EEUU en el terreno económico, está reforzando su carácter militarista, guerrerista y agresivo. De hecho ante un cuestionamiento generalizado de su papel en el mundo, está intentando recomponer su presencia y hegemonía a partir de la desestabilización de gobiernos y países.

Una crisis capitalista que requiere mayor unidad de los trabajadores, una potente lucha ideológica y no cejar en la defensa de derechos sociales y laborales.

La globalización se nos ha presentado como la construcción de un modelo neutro en función de un desarrollo aséptico de las fuerzas productivas, tecnológicas, escondiéndose el papel de dirección política y económica del neoliberalismo y de la oligarquía financiera, en este proceso de construcción de la globalización.

El capitalismo y el imperialismo han desarrollado una ofensiva económica e ideológica a través del neoliberalismo, imponiendo su hegemonía cultural y de valores, en la esfera productiva y reproductiva de la sociedad, lo que denominamos pensamiento único donde prima lo individual a lo colectivo, lo privado a lo público, el consumo a la necesidad, y que da pie a una nueva conciencia social más individualista, competitiva e insolidaria que está en la base de la pérdida de conciencia e identidad de clase de importantes sectores de trabajadores y trabajadoras.

Uno de las principales dificultades que hemos tenido en el período neoliberal ha sido esa pérdida de la conciencia e identidad de clase, y como consecuencia la despolitización y la desideologización de la clase obrera ante el conflicto capital/trabajo y que ha afectado de forma directa a la pérdida de identidad de la izquierda política, social y sindical, llevándola por un lado a una aceptación acrítica de la realidad, que pensando que la lucha y el conflicto de clases estaba superado llevo a muchos a abrazar las tesis reformistas o por otro lado a negar la evidencia de los cambios sociales y de todo tipo que se están produciendo en nuestras sociedades, buscando refugio en él dogmatismo en lugar de aplicar el análisis científico e intervenir para modificar las correlaciones de fuerzas .

La oligarquía financiera y el gran capital pretenden, una vez más, una salida de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y trabajadoras, así como de otros sectores y clases sociales que están siendo golpeadas por las medidas de austeridad.

En nuestro país, los altísimos niveles de paro, la precarización constante del empleo, las congelaciones y rebajas salariales, el vaciado de la negociación colectiva y el debilitamiento y desprestigio de las organizaciones sindicales son parte de una estrategia neoliberal iniciada hace muchos años, que tiene por objetivo desarmar a la clase trabajadora material e ideológicamente, pero que se viene agudizando con la crisis y que tienen su colofón con la reforma laboral aprobada por el Partido Popular.
Las consecuencias de la ofensiva liberal esta en el origen de la grave situación que atravesamos centenares de miles de trabajadores y trabajadoras, ya sean asalariados ó autónomos; pequeños comerciantes, etc., y que se expresa en la destrucción del tejido industrial, el exponencial incremento de la pobreza, el desalojo de miles de familias de sus casas, la estafa bancaria a miles de pequeños inversores, las dificultades de la juventud para construir su proyecto de vida autónomo, el endurecimiento del acceso a la Universidad a las capas populares y la expulsión de miles de jóvenes del país por la ausencia de trabajo.

En ese contexto la ofensiva recortadora y privatizadora de los derechos sociales y de ciudadanía suponen no solo una agresión a los sectores más débiles de la sociedad, sino una profundización de las desigualdades sociales y una transferencia de recursos del sector publico a manos de empresas privadas.

Es por esto que los comunistas catalanes apostamos por la necesidad de desarrollar la lucha ideológica y la unidad de los trabajadores, que ha de desarrollarse en los centros de trabajo, actuando en base a un nuevo impulso unitario que pivote sobre el protagonismo de los trabajadores y las trabajadoras, de su participación e implicación, de una forma de trabajo unitaria, abierta e inclusiva también en la estrategia y la propuesta, así como romper con la cultura delegativa y de tutela que se ha abierto paso los últimos años.

Es por ello que esta es una apuesta estratégica por la unidad sindical, que incluya al movimiento sindical en su conjunto, desde la autonomía, la autorganización, la solidaridad, la democracia y el sindicalismo de clase.

Al mismo tiempo es importante continuar dando aliento a las luchas populares contra los recortes sociales, por el derecho a la vivienda y contra los desahucios, en defensa de la salud y la sanidad pública, a favor de la educación pública, laica, democrática y de calidad, que junto a la defensa de los derechos laborales, la defensa del empleo, las pensiones y contra el paro configuran el terreno de la ofensiva del capital en el terreno social, democrático y laboral.

Comunistas por el Derecho a Decidir con vocación Republicana y Federal

En Catalunya, junto al conflicto social, existe históricamente un conflicto nacional. En la medida que en ese debate se producía una hegemonía de la izquierda y especialmente de los comunistas mantenía unas dimensiones de equilibrio entre lo social y lo nacional.

En el último período, y en la medida que ha avanzado la crisis, las posiciones nacionalistas han crecido en influencia y se ha generado un fuerte debate mediático y social, a veces artificial, sobre la independencia o la secesión de Catalunya de España.

En este debate, los comunistas defendemos como concepto inseparable de nuestro proyecto de construcción nacional su dimensión social, democrática e inclusiva, que nos hace confrontar con el proyecto de nación identitario, territorialista, historicista y etnicista que caracteriza a la derecha nacionalista.

Hay que reforzar la apuesta republicana y federalista como una opción que combina la democracia, la soberanía y la justicia social. Hay que hacerlo ante las opciones de derechas del nacionalismo conservador o de un soberanismo comprensivo con las políticas neoliberales si estas en vez de que vengan de Madrid llegan de Frankfurt o Bruselas.

El PCC caracteriza la necesaria confluencia de la lucha social, democrática y nacional ya que si nosotros queremos desarrollar el autogobierno de la nación catalana es porque tenemos derecho democrático a hacerlo, y porque objetivamente la clase trabajadora y con ella el pueblo de Cataluña han caracterizado la opresión histórica que ha desarrollado la oligarquía terrateniente y centralista española, que ha hecho y todavía hace, muchos pactos históricos con parte de la burguesía catalana.

Por lo tanto el desarrollo de marcos de autogobierno es una forma de afrontar la lucha de clases en España ya que nosotros defendemos este autogobierno bajo unos parámetros de profundización de la democracia política y social y objetivamente la lucha de los pueblos de España que aspiran a más autogobierno es aliada de las luchas sociales y económicas de la clase trabajadora española y del conjunto de los pueblos de España.

Esta situación combinada con la lucha contra los recortes sociales está poniendo en cuestión el orden político, social y económico surgido de los pactos de la transición. El PCC apuesta por procesos Constituyentes en Europa, España y Cataluña y los comunistas debemos actuar en cada uno de estos marcos, conscientes que nuestras propuestas por una República Catalana, Social, Democrática y Libremente Federada, que establezca un nuevo proyecto de convivencia entre Cataluña y el resto de pueblos de España republicano, federal y cooperativo.


Una apuesta inequívoca por la Unidad Comunista

Para avanzar en la lucha y las tareas de la revolución democrática y por el socialismo es fundamental un gran Partido Comunista que sea capaz de superar la fragmentación existente, y que sea capaz de atraer a las nuevas generaciones de luchadores y luchadoras que aspiran a superar el capitalismo y desarrollar una sociedad justa y libre.

Un Partido para la movilización para frenar y derrotar las políticas neoliberales, un Partido para contribuir a la lucha ideológica y al cambio de la correlación de fuerzas, un Partido de clase que trabaje para la recuperación de la conciencia de clase y la unidad de los trabajadores y trabajadoras.

Para ello planteamos la necesidad de desarrollar un proceso de unidad abierto a organizaciones y personas que se reclaman del comunismo, un partido nacional e internacionalista, que aspire a construir otra Europa, social, democrática, una Europa de los trabajadores y los pueblos, y un Partido empeñado en construir la Unidad de la Izquierda para ampliar las alianzas que contribuyan a los cambios democráticos, en lo político económico y social y que avancen en una perspectiva socialista.

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